¿QUÉ EXPRESAMOS A TRAVÉS DEL DIBUJO?


El dibujo no es sólo un juego, no son trazos sin significado, sino que constituye una clave de acceso al interior del niño y le ayuda a estructurar su motricidad y sus relaciones. El dibujo refleja la vivencia de quien lo ejecuta y presenta una evolución constante a lo largo del desarrollo del niño.

Históricamente, el hombre utilizó dibujos para registrar sus sentimientos y acciones mucho antes que el habla. Desde el hombre de las cavernas en adelante, el ser humano ha expresado sus emociones, sentimientos, ideas religiosas y necesidades mediante el dibujo.

El hombre alcanzó el estadio de lenguaje escrito hace 2.000 años, mientras que el hombre primitivo intentó hacer perdurar su expresión por medio de dibujos como, por ejemplo, los que encontramos en la Cueva de Altamira (Cantabria).

Por otra parte, el individuo comienza a emplear la comunicación gráfica en una época muy temprana de su vida, es decir, los niños, comienzan dibujando y continúan escribiendo. Los niños se expresan a través del dibujo de un modo directo y empleando menos máscaras defensivas que los adultos. Dada la dificultad para la expresión verbal del lenguaje que presentan los niños, el dibujo se convierte en un arma diagnóstica clave en la entrevista con el paciente. Podemos decir que el dibujo es un relato expresado en un lenguaje no verbal, que constituye una forma de comunicación característica del niño.
El dibujo es un «lenguaje» más sincero y espontáneo y está especialmente indicado para comprender a aquellos sujetos que, por su edad, incapacidad o inhibiciones, no pueden comunicarse verbalmente.

En la actualidad se utiliza la valoración de los dibujos con diversos propósitos:
  • Valoración del nivel mental: a partir de un dibujo puede evaluarse la inteligencia del niño según el grado de complejidad del mismo y los elementos utilizados en él.
  • Medio de comunicación: el dibujo palía una eventual falta de dominio del lenguaje, al crear de forma gráfica lo que el niño siente, pero no puede verbalizar.
  • Medio de exploración de la afectividad del niño.
  •  Medio de conocimiento de su cuerpo y de su situación en el espacio.

A continuación, veremos los aspectos más importantes a la hora de analizar un dibujo realizado por un niño. Lo primero a analizar es su actitud:
  • El tiempo empleado en su realización, es decir, debemos valorar si lo hace de manera apresurada o si necesita mucho tiempo para completarlo.
  • La posición del cuerpo: anotar si realiza movimientos con el cuerpo (balanceo, movimientos de piernas, tics, etc.).
  • El grado de atención: si se distrae con facilidad, si se cansa en la realización, si se muestra inseguro, ansioso o con dudas, si pregunta constantemente por datos en la realización o si pide aprobación o si, por el contrario, lo realiza calmado, atento y con confianza.
  • Las tachaduras y borraduras: las tachaduras revelan agresividad y las borraduras pueden indicar dificultad en afrontar los hechos. El borrar de un modo excesivo se puede deber a incertidumbre e indecisión.
  • La respuesta ante el dibujo: si lo tira a la basura muestra determinación, afirmación, significa que, aunque haya ocurrido algo negativo en su entorno el niño lo ha rechazado y lo arroja al olvido. Si lo intenta esconder, si busca aprobación o si se siente contento con él mismo.

Por otro lado, también debemos analizar la estructura que ha llevado a cabo, es decir, la secuencia u orden. Por ejemplo, en el dibujo de una familia, el psicólogo debe observar cómo van dibujando los niños a sus familiares y en qué orden van apareciendo. La distribución más habitual es la que dibuja a la familia por orden de edades.
En este dibujo, el niño dibuja a sus padres separados lo que puede ser un indicio
de protección y se dibuja al lado de la madre, lo que puede indicar una dependencia
de la figura materna.

Otro dato importante a valorar es el tamaño del dibujo ya que contiene indicios acerca del realismo de la autoestima. El dibujo grande puede indicar seguridad, extraversión, vitalidad y entusiasmo por los valores. El tamaño exagerado del dibujo es un indicador de agresividad o de descarga motora. El tamaño pequeño puede indicar menor necesidad de afirmarse, suelen ser niños que se conforman con poco, tranquilos, más solitarios, en ocasiones sorprenden por sus reflexione. Por otra parte, el tamaño muy pequeño se correlaciona con sentimientos de inferioridad y son propios de niños temerosos, retraídos, faltos de confianza y tímidos.

Por otro lado, también analizamos el trazo y la presión que se llevan a cabo. La presión indica el nivel energético que tiene el niño, mientras que el trazo puede ser:
  • Trazo largo: los niños que dibujan con trazos largos suelen ser niños que tienen un firme control de su conducta y también en personas inhibidas
  • Trazo corto: en niños impulsivos y excitables.
  •  Trazo recto: en niños se relacionan con estados de ánimo agresivos.
  • Trazos circulares: los niños que utilizan predominantemente estos trazos suelen ser dependientes y emotivos. Este tipo de trazo se asocia a feminidad.
  • Línea dentada: se asocian a hostilidad.
  • Líneas tirantes: irradian una sensación de tensión y suelen asociarse a niños con estados emocionales rígidos o tensos.
  •  Líneas continuas: muestran un espíritu dócil, armonía, respeto del entorno, búsqueda de bienestar físico y paz.
  • Líneas fragmentadas: se relacionan con ansiedad, impulsividad, indecisión, inseguridad, timidez, falta de autoconfianza, vacilación o dificultades de adaptación.
  •  Trazo oblicuo hacia la derecha: indica energía e ímpetu. Tiene relación con la presión del trazo: si lo realiza con fuerte presión indica cólera, si la presión ejercida es normal indica energía dentro de un ambiente agradable y armónico.
  • Líneas ascendentes: indican alegría, misticismo.
  • Líneas descendentes: indican materialismo, tristeza.



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