ALGUNOS ASPECTOS GENERALES DEL DIBUJO
El dibujo ostenta una gran importancia y presencia actualmente, como medio de expresión y representación, así como, unidad pedagógica trascendente en la enseñanza artística.
El dibujo, ha sido, es y será siempre el origen mismo de la actividad artística. Es, por ello, que se encuentra integrado en la propia raíz de casi todas las demás artes visuales.
Todo tipo de actividad generativa de una imagen, ya sea figurativa o abstracta, que se valga de medios plásticos para su discurso creativo, lleva implícito en su recorrido interno el aura del dibujo. No se puede prescindir de su presencia, puesto que interviene directamente en el mismo proceso de la transcripción de la idea al soporte; el dibujo es el nexo de unión entre la idea y su definición gráfica o expositiva. En base a ello, podríamos considerarlo como el hilo conductor que traduce, gráfica o gestualmente, el pensamiento del artista a lo largo del proceso creativo.
El dibujo también identifica su relación con el mismo proceso de representación, además de reflejar la identidad de su autor.
Actualmente, al dibujo se le atribuyen diversas identidades en función de su particularidad operativa: diseño, gráfico, forma, figura, esquema, imagen, etc. pero, en base a esto, donde realmente se le reconoce y muestra su capacidad informativa y expresiva, es en el propio proceso de ideación o creación; es ésta la fase donde comparte, con mayor asiduidad, la experiencia creativa con las diferentes disciplinas artísticas.
Cualquier actividad artística se inicia con trazos imprecisos, son tanteos que se suceden de un modo arbitrario pero, siempre, comprensibles para su autor; es lo que en el recorrido interno del dibujo se denomina esbozo, esa figura gráfica cuyo objetivo es resolver el conflicto inicial de lo que se va a crear; el lugar donde el dibujo comienza su propia gestión narrativa o, en su caso, inicia la colaboración acordada con la disciplina artística elegida. Posteriormente, el proceso de formalización de la idea se resuelve con diversas formulaciones gráficas (bosquejos, croquis, apuntes, etc.) que concluyen en esa figura plástica que representa el concepto de lo ideado y que le da su sentido definitivo, en primer lugar el boceto y, finalmente el dibujo. Recordemos que el boceto no es el último estadio en la resolución de la idea, pero sí es la figura que ocupa la posición de mayor rango icónico en la jerarquía que se establece a lo largo del desarrollo interno del dibujo. Su lugar está próximo a éste en cuanto a calidad y cualidad axiomática.
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