CUESTIÓN DE DIMENSIÓN 'WALK THE LINE'

Wiliam Kentridge

Cuando nos encontramos ante una línea, podemos ver en ella una barrera o simplemente algo simple que no sabemos cómo interpretar. Sin embargo, cuando nos subimos a ella podemos ver un amplio abanico de posibilidades, podemos interpretar o imaginar distintas perspectivas o historias.

Walk the line: es un recorrido por un grupo de obras dedicadas al trazo del segmento, su textura y su rastro.

Si para nosotros una línea simboliza el gesto más primitivo como expresión artística, el conjunto de obras que se muestran a continuación, retoman ese trazo originario, como base en estas obras.

Sus autores: Irma Blank, Tatiana Blass, Tacita Dean, William Kentridge, Idris Khan, Matt Mullican, Óscar Muñoz, Hans Op de Beeck, Nancy Spero y José Antonio Suárez Londoño.

La línea es la base de todas las obras de esta exposición. Como los habitantes de Planilandia, la novela escrita por Edwin Abbott Abbott en 1884, que a simple vista parecen una simple línea aparentemente atrapada en un plano. Sin embargo, aplicando nuestros sentidos, las líneas van creando figuras que pueden tomar una dimensión insospechada. E incluso, agudizando nuestro ingenio, podemos percatarnos de cómo las formas se expanden para relatar universos más complejos.

 Irma Blank

El dibujo es entendido como forma de expresión más íntima, una técnica con la que expresar sentimientos y que nos invita a la reflexión.

Esa parte íntima del dibujo se mezcla con la potencia del vídeo en el flipbook film “Tango for page turning” de William Kenridge. La obra surge de una serie de conversaciones sobre asuntos como la historia del control de la hora mundial, la relatividad, los agujeros negros, y la teoría de cuerdas que, con un trazo fluido son convertidas en un ensayo sobre las páginas del tiempo.

Idris Khan

Un lenguaje abierto más allá de su significado de la lengua. Un grafismo originario, que se antepone a la codificación humana en la obra de Irma Blank, que explora las relaciones entre los lenguajes escrito y visual. De ese lugar parte también la investigación de Tatiana Blass, y del lenguaje emocional surgen los trazos de Matt Mullican o Idris Khan.

La riqueza de esta exposición no reside sólo en la calidad de los artistas expuestos, sino en la delicadeza y la aguda destreza en la selección de cada obra, que muestra la complejidad de una técnica y sus posibilidades. Walk the line reflexiona sobre las dificultades que entraña la maestría del dibujo, donde la mirada hacia el arte se confunde con la propia experiencia vital. Sin duda, merece la pena pasearse por la línea.