¿POR QUÉ EL ARTE CONTEMPORÁNEO EN EL AULA?
Como afirma Eisner (2004), en toda experiencia influye la interacción social y material, con lo
que entiende que aprendizaje y cultura van de la mano. Quizá por eso, entre otras razones, el Arte Contemporáneo, al ser más cercano a los niños y niñas, conecta mejor con ellos/as, no sólo
por el tiempo cronológico, sino también por la temática que trata, facilitando una educación
emocional y en temas transversales, tales como la Educación para la paz, la Educación
para la igualdad de oportunidades entre sexos o coeducación, la Educación para la salud
o la Educación moral y cívica; y todos los valores en general, y posibilitando el
acercamiento a experiencias vitales con las que quedan “enganchados”.
Así pues, la educación artística integra “el multiculturalismo, tanto a nivel de los que es
común en las culturas, a nivel de significación y simbología, como por lo que tienen de
formal y expresivo” (Vallés, 2005, ref. en Tresserras y Durán, 2012).
En esta misma
línea, Graeme (2003), que sostiene que la educación artística debe “fomentar una
comprensión del arte desde las perspectivas de diversas culturas y promover el
cambio social”. (p. 38 y 39).
En este sentido, Abad (2012) afirma que el Arte Contemporáneo “integra otro tipo de estéticas,
narrativas y contextos, posicionándose en el reconocimiento y desarrollo de las actitudes más
que en el de las aptitudes”. (p. 150); a lo que Alsina y Giráldez (2012) resalta la parte de
compromiso ideológico y político que tiene toda experiencia artística, incidiendo en los
artistas contemporáneos que producen obras que no son fáciles de leer, ya que lo pretendido es
provocar la reflexión en el espectador.
De esta forma, el Arte Contemporáneo es ideal para desarrolla un currículo intercultural,
que, como dice Essomba (2008),
(…) ayuda a comprender el dinamismo cultural existente hoy día, y que conecta al
alumnado con los temas significativos de la realidad actual, acabando así con la disociación entre la noción de los cultural que promueve la escuela y la que emana del
entorno social. (p. 75).
Así, en su dimensión cultural y perceptiva, según sostiene García Morte (2012), el Arte
Contemporáneo favorece la “aparición de procesos de percepción, experimentación,
descubrimiento, investigación, análisis, comprensión del entorno y de las obras. Puerta de
entrada del conocimiento artístico y cultural”. Se tratan de los procesos de “input” (de fuera
hacia adentro) de la educación artística.
Por otro lado, en su dimensión artística, están los
procesos de “output”, donde se embarcan los “procedimientos de producción, creación,
aplicación de técnicas con objetivos propios, resolución original de propuestas, invención,imaginación…”, dando salida a la expresión artística, de dentro a fuera, que coincide con los
procesos de pensamiento creativo.
Estos procesos se ven favorecidos por el Arte Contemporáneo por la variedad de técnicas que
utiliza, ya que les proporciona distintas capacidades enriqueciendo y multiplicando así sus
habilidades de comunicación y expresión artística.
La maestra Gómez Font (2003) destaca el valor de la abstracción para
hacer que los niños y niñas se adentren en un mundo de imaginación y análisis de formas,
colores, gestualidad y técnicas, transportándoles al plano de las sensaciones y “haciéndoles
descubrir de una manera sensible los códigos de representación artística y permitiéndoles
acceder a ellos”. Pero, también considera que el arte figurativo colabora en la educación de la
percepción y aporta cantidad de elementos sobre temas de todo tipo que se pueden trabajar en el
aula.
Finalmente, no podemos obviar la fuerte relación que Arte Contemporáneo y TIC tienen, así
como el deber de “educar a las infancia para vivir en la sociedad actual y en la del futuro”. (Carrera, 2009, pp. 32-34). De tal modo que, como afirma Giráldez (2012), hay
que asegurar “una alfabetización artística, audiovisual y digital.
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